22 de enero de 2016

Gorrión

Á.
Ahuecar las plumas:
será el gorrión quien avise del frío
cuando no queden más pájaros en los parques
y los patos se lleven los lagos
volando a otro hemisferio.
 
Estar a salvo:
escondernos en el baile de los ojos
vigilando el cernícalo.
 
Hablo de la hierba en las rodillas,
una brizna desafortunada
quizá en la oreja.
Hablo del beso boca arriba,
un deseo en la pestaña.
(Ojalá más cerca)
 
Pisar el tiempo tallado en piedra:
volver al origen, 
la primera célula
por la que hoy somos.
 
Ajenos al bullicio,
tan cachorro en la caricia. 
Un único testigo:
un rey nos mira. 

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